Shopping Cart.
No products in the cart.
El Diablo, con su figura imponente y enigmática, se yergue sobre un pedestal de piedra, sosteniendo las cadenas que atan a dos figuras humanas. No son prisioneros forzados, sino cómplices de su propia esclavitud. La carta habla de deseos intensos, ataduras invisibles y la sombra que todos llevamos dentro. Sus alas de murciélago y su mirada fija recuerdan que no podemos escapar de lo que hemos decidido ignorar.
A su alrededor, los colores oscuros y los símbolos de los placeres terrenales —dinero, poder, tentación— nos envuelven en un juego dual. ¿Es El Diablo un carcelero o un espejo? Las cadenas son suyas, pero están holgadas, listas para caer con un acto de voluntad. Esta carta no es un juicio, sino una invitación a ver lo que nos domina y lo que nos seduce.
“El Diablo no es el enemigo: es el maestro oscuro que revela nuestras debilidades para enfrentarlas o sucumbir.”
En una lectura, El Diablo sugiere que podrías estar atrapado en patrones de comportamiento que te limitan. Es un recordatorio de la capacidad de liberarte de lo que parece inevitable. Invertida, la carta indica que estás en proceso de romper con esas cadenas o que la negación persiste como tu principal oponente.
Astrologia para ser feliz